lunes, 30 de enero de 2012

Un paso más / Análisis

La Convención Internacional de Naciones Unidas sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, - fue aprobada en Nueva York el 13 de diciembre de 2006, siendo ratificada tanto la Convención como su protocolo, por el Estado español el 3 de diciembre de 2007, se publicó en el BOE del 21 de abril de 2008, y entró en vigor el 3 de mayo del mismo año, - tiene como propósito "promover, proteger y asegurar el goce pleno y en condiciones de igualdad de todos los derechos humanos y libertades fundamentales por todas las personas con discapacidad, y promover el respeto de su dignidad inherente".

Convenciones como esta hacen que el principal organismo internacional adopte una postura al respecto y permiten prohibir de forma internacional la discriminación por razón de discapacidad. Esto significa que prohibir la discriminación por discapacidad ya no solo afecta a los Estados que se rigen por la democracia, sino que da un paso más. Ahora esta prohibición, no todo lo que se prohíbe tiene un aspecto negativo, también envuelve a todos aquellos Estados que forman parte de las Naciones Unidas, es decir, la mayoría del mundo tiene que incluir esta prohibición en su reglamento lo que posibilita un avance extraordinario en materia de discriminación por discapacidad.

Esto en teoría, porque como bien es sabido, en la práctica, no todo lo que se ratifica en la Asamblea General de Naciones Unidas es llevado a la práctica con todas sus consecuencias, y aunque en este aspecto es muy difícil que ningún país de los cinco que tienen derecho a veto hagan uso de este derecho, es coherente pensar que no todas las naciones que forman parte del organismo internacional más importante, lleven a cabo esta tarea. Es conveniente aclarar que no todos los países miembros son regímenes democráticos, que es donde se suelen aplicar las normas que se salen de este tipo de convenciones. Aún así es un paso que tiene una enorme importancia.

Este tratado no solo permite la igualdad de acceso en cuanto a infraestructuras sino que contempla todos los ámbitos de la vida desde la igualdad social, laboral hasta la política, así todos aquellos países que han firmado el Tratado están obligados a considerar a las personas con discapacidad no solo como una minoría de la sociedad, sino como personas de pleno derecho.

El camino que queda por recorrer es angosto y contempla gran cantidad de impedimentos y obstáculos, pero este paso, unido a los sucesivos encuentros que se han ido produciendo están consiguiendo que los discapacitados sean uno más y no como ha sucedido hasta ahora.

El Art. 30 que habla de la participación en la vida cultural, las actividades recreativas, el esparcimiento y el deporte fija unos objetivos donde la integración es la base para una posterior igualdad total en el imaginario de la sociedad. El deporte cambia la vida de las personas con discapacidad, aprovecha su potencial produciendo un cambio en la mentalidad de la ciudadanía.
Este Artículo promueve la integración total y propone la participación del mayor número posible de personas con discapacidad en deportes a todos los niveles.
Las propuestas están, los hechos también, ahora toca la participación por parte de todos para que las personas discapacitadas no sientan en ningún momento que son una carga para la sociedad, sino que son válidas y capaces como cualquier otro.

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